VIDEO-OUTSIDER-ESPEJO    


Gianluca Ritucci
2021
Para cuerpos que podemos denominar outsider, el material videográfico apropiado de Internet se convierte en un instrumento para expresar sus sentimientos mas profundos y reclamar su humanidad, viéndose reflejados en otros cuerpos que solo existen en un plano digital y audiovisual.

OUTSIDER
       1. a person who does not belong to a particular organisation or profession. Similar: stranger, odd man out, foreigner, alien, unorthodox person, dissident
       2. a competitor, applicant, etc. thought to have little chance of success.



EL VIDEO, UN ESPEJO
Durante mi estancia dentro de la Facultad de Bellas Artes me he encontrado trabajando siempre sobre la misma línea: la apropiación audiovisual. Mis intereses me hicieron sentirme fuera de lugar durante mucho tiempo en los primeros semestres de la carrera, comparándome constantemente con mis compañeros que consideraba excelentes en disciplinas plásticas, tangibles. El foco de este texto fue justificar mi idea de que la apropiación audiovisual, en el momento y lugar en el que nos encontramos, abre la puerta a nuevos discursos sobre la condición humana y experiencias estéticas que no han sido exploradas dentro de esta institución. La idea de que el vídeo es como un espejo que refleja nuestro yo interior.



HAY ALGO INCORRECTO EN NUESTRO INTERIOR

Cualquier dinámica que nos excluya socialmente (clase, raza, nacionalidad, sexualidad, discapacidad, apariencia física o género, etc.) es suficiente para que adoptemos un estatus de outsider en nuestros entornos inmediatos. Estos estatus se desarrollan muy a menudo de manera inconsciente en nuestra vida temprana, al sentir que hay algo mal o anormal en nuestro cuerpo o que simplemente no nos identificamos con nuestros peers.

Muchos jóvenes en esta situación se refugian online para evadirse: foros, RRSS o juegos RPG (a. 1) se convierten en el centro de sus relaciones en sus años formativos y fomentan aún más dicha alienación. Este sentimiento inadecuado que sufrimos como gente que entra dentro de la sexualidad o género disidentes se convierte en una experiencia traumática en estos años. Experimentamos homofobia y transfobia y se nos inculca la vergüenza de nuestra identidad desde que somos niñas, y arrastramos este odio interiorizado como adultos. Es entonces donde el oversharing entra en juego.

La naturaleza anónima de estos espacios da pie a prácticas como esta, que consiste en revelar a desconocidos tus sentimientos mas profundos, llegando a compartir información no deseada que en otros contextos sería considerada como tabú. El oversharing es fomentado en las RRSS (que buscan una interacción constante para maximizar sus ingresos) cada vez mas, dándonos la sensación de que tenemos que compartir absolutamente todo lo que estamos haciendo 24/7, y consumir el contenido sobre lo que están haciendo los demás. Se pierde el misticismo alrededor de tus conocidos y se genera la sensación de poder marcar en un mapa exactamente dónde se encuentran en cada momento. Pese a esto, estamos mas distanciados que nunca, ya que de manera inconsciente curamos el contenido que publicamos para mostrar lo mejor de nuestras vidas. Es entonces cuando actuar de manera contraria a este comisariado de imágenes se convierte en un acto revolucionario. El acto de perder la vergüenza y publicarnos en Internet de una manera cursi es liberador. El compartir nuestros pensamientos y traumas con los demás cuando siempre se nos ha hecho sentir que nuestras voces no merecen ser escuchadas o estamos entrando en un terreno inapropiado socialmente es algo que ansiamos.

Esta costumbre de revelar lo oculto e incomodar al espectador con lo privado es algo bastante explotado en el arte y la cultura fuera del vídeo con ejemplos como Melissa Broder (literatura, So Sad Today) (a. 2), Tracey Emin (instalación, My Bed) (a. 3) o Richie Culver (pintura, Did You Cum Yet?) (a. 4).

Obras como "Mass Ornament" (a. 5) de Bookchin son documentos relevantes en este contexto, porque ofrecen un visionado de material cringe que genera la experiencia foco de este escrito. Las lecturas generales de esta obra y de su serie "Testament" (a. 6) siempre se mueven en los mismos términos oscuros, que llegan a demonizar Internet: espacios "lúgubres", infinitamente reproducidos, donde se dan acciones que parecen producidas en cadena, una simulación vacía del capitalismo...

Estas representaciones están dotadas de una cualidad disidente o outsider en el propio mundo del arte, en el que a veces las practicas de apropiación son tratadas como un género de segunda dentro del audiovisual, muchas veces ocurriendo dentro de la institución propiamente, donde "no trabajar con lo original, lo nuestro" no se promueve.


CUERPOS VACÍOS
En lo que mas me interesó indagar en el principio de mi investigación fue en el tema de los cuerpos disidentes, concepto que aprendí después de leer "Cuerpos sexuados" de Fausto-Sterling. Empecé a divagar con como se relacionaría esto con obras que ya conocía como "She Puppet" (a. 7) de Peggy Ahwesh. Encontré muchos análisis sobre la obra de Ahwesh que hablaban de un cuerpo virtual, controlado por el usuario, un poco similar a la manera en la que manipulamos las imágenes y algoritmos que consumimos en nuestros teléfonos y ordenadores.

   "the female character is defined by her to-be-looked-at-ness [...] we could say that every player character in a video game can be defined by their to-be-controlled-ness. [...] She is to be both controlled, and to be looked at, and she is entirely passive because she is not human." (Theo Howe, usuario de Letterboxd)

La idea de este cuerpo que solo existe en un plano virtual y es una especie de proxy o vehículo de la identidad es algo que encuentro particularmente interesante. Cuerpos que se mueven entre la digitalidad son temas ya tocados en otros textos como el "manifiesto Cyborg" de Haraway.

El concepto de controlar cuerpos "vacíos" o como shells de almas es una de las interpretaciones que abro sobre esta corriente de obras apropiacionistas. Mediante la descontextualización de estos vídeos y su posterior re-edición, controlando el tiempo y el ritmo de los cuerpos que bailan, estamos controlándolos de la misma manera que controlamos un puppet que nos representa dentro de un juego o espacio virtual. Estos cuerpos privados de alma son un reflejo de nuestra posición en la sociedad, en la que la discriminación que sufrimos llega hasta el punto de deshumanizarnos. Es similar a lo que expresan diferentes pensadores y ensayistas online sobre el flujo reciente de “memes” que utilizan frases de mujeres negras (Tiffany Pollard, etc.) repitiéndolas una y otra vez y privándolas de su significado original, generando una especie de dinámica de ventriloquía. 


Otra obra, "I am not" de Bookchin -parte de su serie "Testament"-, es particularmente interesante desde un punto de vista queer. Refleja un montón de vídeos de chicos diciendo que no son gays y haciendo un overstatement constante y repetitivo de su sexualidad supuestamente normativa. Esta obra, en paralelo con "Coming out" de Flor Aliberti (a. 8), una recopilación de vídeos de chicos gays saliendo del armario por teléfono a sus padres, presentan prácticamente de la misma manera formal dos caras de la misma moneda y de la experiencia queer en general; la ansiedad de salir del armario y la incertidumbre de saber si nuestros familiares nos van a aceptar es parte de nuestra experiencia vital, sea por nuestra sexualidad o por nuestro género. El hecho de presentarnos tal y como somos nos devuelve al momento de liberación mencionado anteriormente.

Estos trabajos y textos abren cuestiones sobre nuestros cuerpos desde varios puntos de vista feministas, queer y demás. Pese a su naturaleza densa e hiper teórica considero que son importantes a la hora de entender el core concept que estoy tratando de representar mediante este escrito.


LO REAL
La realidad es que hay un elemento de aceptación radical de la condición humana en la obra de Bookchin y en sus contemporáneos como Flor Aliberti. Estos remixes de material de YouTube representan un manifesto de nuestra inocencia universal y la manera en la que sin conocernos e independientemente de nuestro entorno, transitamos la vida de maneras similares y compartimos las mismas ideas e inquietudes, de una manera que podríamos considerar animal. Captura perfectamente el momento en el que en mi generación, como niños, empezamos a usar cualquier red social y sentimos el impulso de compartir algo banal con el resto del mundo como si fuera algo digno de ser inmortalizado. Imágenes simples y replicables de manera incesante, pero que capturan el "heat of the moment". Nos deja la noción de que la no originalidad no es, como siempre nos hacen creer, una cualidad negativa si no el nexo a través del que formamos relaciones. Las filas de gente bailando se convierten en "una revelación esperanzadora de una colectividad encontrada." (Chun, 2016).

Podemos observar ejemplos de este material fuera de estos círculos, re-significando el propio concepto de la apropiación en Internet. Páginas de memes y de lo que se conoce popularmente como shitposting utilizan contenido audiovisual constantemente con fines humorísticos que acaba presentando, de una manera más abstracta, la misma aceptación radical que el trabajo de artistas como Bookchin.

El elemento trash o kitsch (a. 9) de estas imágenes y de los textos y sonidos que se vinculan a ellas es representativo de las mismas identidades outsider que se introducen al principio del texto; gente fuera de lugar / no atractiva / rara / queer / contenido inapropiado. Este humor que muchos de nosotros compartimos con nuestros círculos cercanos es un reflejo de nuestra humanidad más intima.

Lo que compartimos con nuestros amigos en mensajes de Instagram o a través de funciones como close friends son, gran parte del tiempo, manifestaciones de este queerness y de todo lo que siempre ha intentado ocultar la sociedad de nuestras personas - aquello que solo puede ser visto puertas adentro.

A través de Internet y plataformas de imagesharing se generan de manera constante y cada vez mas rápida nuevas visualidades que muestran que se está rompiendo el lenguaje cinematográfico y audiovisual. Las posibilidades del vídeo arte cada vez son mas desde lo que consideramos como la "democratización del audiovisual", que se pueda grabar contenido de cierta calidad con algo tan simple como un teléfono y compartirlo al instante con gente de todo el mundo.

El flujo incesante de contenido hace que la apropiación cobre un nuevo peso dentro del vídeo arte. Las obras de Bookchin, aunque sigan siendo vigentes ahora, fueron desarrolladas en un momento en el que el contenido en YouTube era escaso y homemade. Ahora hay gente que crea carreras enteras a través de este website, y el volumen del tráfico crece cada vez mas con el acceso de países en vías de desarrollo a la web. Es posible generar cualquier discurso en cualquier estilo mediante las herramientas que tenemos ahora, abriendo nuevas cuestiones dentro del vídeo arte que ya llevan siendo objeto de divagación desde hace décadas en las artes plásticas: autoría, propiedad, materialidad...

Creo firmemente en la apropiación audiovisual y la re-contextualización de material variado de Internet como una de las prácticas artísticas que está definiendo la dirección futura del arte y la visualidad contemporánea. Considero que muchos de los trabajos mencionados en este escrito son pertinentes en los estudios de género de manera global.

El contenido que consumimos a diario en el media es cada vez mas específico y ajustado a nuestros intereses, datos muchas veces adquiridos sin nuestro permiso, y estamos formando nuestro propio microcosmos digital donde vemos la parte de Internet que le habla directamente a nuestro yo interior.

Participamos en el consumo y en la producción constante de estas imágenes de la misma manera de la que hablan los analistas de la obra de Bookchin: un paralelo con el fordismo (a. 10), producción masiva en cadena. Nos sentimos (o nos obligan a sentirnos) como outsiders cada vez más jóvenes, haciéndonos a la idea de que nuestra experiencia hiper-individual nunca va a ser replicada, para chocarnos con breves momentos de humanidad como un vídeo de 30 segundos de alguien bailando (a. 11). El vídeo se convierte en espejo (a. 12). Hasta cierto punto, nos apropiamos de la experiencia de una persona que solo existe, por un breve momento, en nuestra pantalla. Somos más similares de lo que pensamos -y digo esto siendo consciente de las lecturas espirituales que pueden salir- y puede que todo esto que estamos experimentando haya pasado ya.


ANEXO DE IMÁGENES


A1. Habbo, red virtual



A3. My Bed, Tracey Emin



A5. me dancing, Natalie Bookchin (Link)



A7. She Puppet, Peggy Ahwesh



A9. Recontextualización en forma de meme del video viral argentino "China del supermercado enojada (Original)". Se aplica un filtro y un subtítulo que no es fiel al archivo original para reírse de las "frases profundas" que se popularizan en las RRSS hablando de amor y abandono. En el vídeo original, la mujer insulta al cámara repetidas veces.


A11. 




A2. So Sad Today, Melissa Broder



A4. Did U Cum Yet?, Richie Culver



A6. Testament, Natalie Bookchin



A8. Coming out, Flor Aliberti



A10. Fordismo.


A12. Las citas de la Biblia son contenido cringe en Internet de manera inherente.



REFERENCIAS

Baron, J. (2011). Subverted Intentions and the Potential for «Found» Collectivity In Natalie Bookchin’s «Mass Ornament». Maska: Performing Arts Journal, 26(143–144). http://dx.doi.org/10.17613/x34b-n904

Chun, W. (2016). Updating to Remain the Same: Habitual New Media. MIT.

Fausto-Sterling, A. (2006). Cuerpos sexuados. La política de género y la construcción de la sexualidad. Melusina.

Haraway, D. (1985). A Cyborg Manifesto: Science, Technology, and Socialist-Feminism in the Late 20th Century. Socialist Review, 80. https://link.springer.com/chapter/10.1007%2F978-1-4020-3803-7_4

Mapes-Frances, A. (2016, 5 mayo). “A Strange Exiled Body”: Gamespace and (Anti-)Algorithmic Choreographies. Journal of Art Criticism, Spring. https://journalofartcriticism.wordpress.com/2016/05/05/a-strange-exiled-body-gamespace-and-anti-algorithmic-choreographies/

Muros, B. (2011). El concepto de identidad en el mundo virtual: el yo online. REIFOP, 14(2), 49–56.